viernes, 21 de junio de 2013

Malabarista de oficio

El día  que supe que sería mamá mi vida cambió por completo. Mis motivaciones, intereses y preocupaciones cambiaron instantáneamente al ver cómo una y hasta una segunda prueba casera señalaban la misma respuesta: mi vida ya no sería solo mía.

Desde ese momento hice lo que nunca había sido capaz de ser: empecé a cuidarme, a tomar cada pastilla y vitamina sin olvidarlas, ir religiosamente a mis controles, dejé de tomar refrescos y lo más sorprendente, superé (por esos 6 meses restantes) mi aparentemente incontrolable adicción por el chocolate.

Cambié las carteras por pañaleras, los tacones por zapatillas, los jeans por pantalones con goma y empecé a construir un mundo para mi hijo, desde su nombre hasta la cuna en donde dormiría.

De eso, ya casi 3 años, aunque debo confesar que parece mucho más. Enterarme de la espera de mi hijo fue un mundo mágico en comparación con lo que me tocó vivir desde que llegó. Mi experiencia siendo mamá se resume en 2 años ¡y cuantas cosas me ha tocado aprender!

Porque la verdad es que ser mamá es la labor y el rol más hermoso que una mujer puede vivir, pero también el más difícil. La responsabilidad es inmensa, el agotamiento es continuo, la felicidad a veces te hace llorar porque no cabe en el pecho y una sonrisa puede ser el motor para levantar una piedra con tan solo un dedo si es necesario.


Como muchas en este país, soy mamá, profesional, hija, amiga, novia y ante todo, soy mujer. No queda otra que hacer malabares con el tiempo y este es mi espacio para compartirlos. 

¡Que lo disfruten!